Plan Marshall para recibir conflictos

 Los conflictos no son ni buenos ni malos. Son, simplemente, inevitables.

En un mundo compuesto por más de 7.000 millones de personas diferentes, de su padre y de su madre, evitar los conflictos puede resultar una tarea imposible. Al mismo tiempo, lo que resulta mucho más viable es transformar la forma en la que nos relacionamos con ellos. ¿Y si pudieran ser utilizados como un elemento de cohesión en lugar de uno de separación? 

El Mr. Marshall de la Comunicación NoViolenta (Marshall Rosenberg) nos muestra las claves para conseguirlo. Marshall tenía una frase muy característica: “Deja de escuchar lo que piensan los demás de ti, vivirás más tiempo”. La frase es una clara invitación a dónde no poner el foco durante un conflicto. Si la discusión está centrada en lo que opino yo de ti y lo que opinas tú de mí, es muy posible que el conflicto se enquiste y, como resultado, se produzca un alejamiento entre las personas implicadas.

Muy a menudo los conflictos se convierten en una guerra de egos. A los egos les encanta escuchar lo que los demás opinan de ellos. Si es una opinión positiva, los egos se alimentan y se alimentan. Y si es una opinión negativa, los egos se ponen a jugar a su juego favorito: hacerse las víctimas.

¿Sabes los coches de ahora que se aparcan solos? Pues la Comunicación NoViolenta propone un método bastante eficaz para que los egos se vayan aparcando ellos solitos durante el conflicto. La clave está en mirar más allá de nuestros pensamientos sobre nosotros mismos y sobre los demás y centrarnos en la esencia que nos une: nuestros sentimientos y nuestras necesidades.

Como seres humanos, todos tenemos el mismo rango de sentimientos y de necesidades disponibles. Un vínculo generador de empatía que podemos empezar a utilizar y que nos sirve para reconocer en los demás sentimientos y necesidades que hemos podido tener nosotros a lo largo de nuestra vida. No es lo mismo pensar: “Este tío es imbécil”, que, por ejemplo: “Esta persona está asustada porque necesita tener seguridad de que puede seguir cuidando y aportando estabilidad económica a su familia a través de su puesto trabajo”.

El lado salvaje del conflicto lo conocemos todos: lucha de egos, intercambios verbales de cosas que muchas veces no nos hubiera gustado decir, separación, mal rollo… La propuesta de la Comunicación NoViolenta es, de alguna manera, domesticar todo eso para que los conflictos no solo puedan jugar a nuestro favor, sino a favor de los intereses de todos los implicados.

Por centrar el tema en el mundo de la empresa, los conflictos tienen el potencial de generar un ambiente enrarecido de trabajo y también convertirse en un auténtico agujero negro para la rentabilidad y en una fuente inagotable de ineficiencia. Lejos de ir remitiendo, un conflicto activo de manera continua en el tiempo puede retroalimentarse hasta el infinito.    

Para evitarlo nos encomendamos a los dos Mr. Marshall, el de la película y el de la Comunicación NoViolenta.

1.     Os recibimos con alegría.

Así rezaba una de las canciones más memorables de la peli. En ella, todo el pueblo se preparaba para acoger con sus mejores galas a la visita. Marshall Rosenberg propone hacer lo mismo con los conflictos. No hace falta temerlos, podemos acogerlos como el que va a recibir un regalo, ya que pueden convertirse en una gran fuente de aprendizaje y de conexión.

2.     Ponemos nuestra atención en ellos.

En la película todo el pueblo se vuelca con la causa. Marshall Rosenberg propone hacer lo mismo: no tratar de tapar los conflictos, de esquivarlos, de retrasarlos… podemos volcarnos en ellos en el momento en que aparecen. Y tener, como en la película, nuestra particular lista de deseos para ellos: ¿qué me puede aportar el conflicto? ¿Qué puedo aprender de él?

3.     Pasan de largo (alerta spoiler ;)

En la película los americanos ni siquiera se bajaron del coche. Pasaron a toda velocidad por el centro del pueblo (sin rodeos) dejando a todos los habitantes de Villar del Río alucinados.

Marshall Rosenberg siempre comentaba algo que nunca dejaba de sorprenderle: una vez las personas en conflicto son capaces de ver sus sentimientos y necesidades y reconocer los sentimientos y las necesidades de la otra parte, el conflicto parece que se resuelve solo en menos de 15 minutos. 

¿Algún voluntario o voluntaria en la sala para probarlo?

Javier Nieto2 Comments