Se busca personal al que no le afecte la ley de la gravedad.

¿Imaginas un anuncio de empleo así? ¿Crees que algún candidato podría cumplir con el requisito?

El pasado fin de semana tuve la oportunidad de ofrecer unos talleres de iniciación a la Comunicación NoViolenta para adolescentes. Y en uno de ellos surgió un tema de conversación que me parece relevante para comentar aquí y para extrapolarlo también al mundo de la empresa. El asunto es el siguiente: 

¿Quién no ha escuchado alguna vez a unos padres quejándose de sus hijos adolescentes? Que qué les pasa hoy a los adolescentes, que si hacen esto, que si dejan de hacer lo otro… No me voy a meter en hechos concretos, lo único que quiero resaltar es un tema de foco. Tengo la sensación de que el foco se coloca casi de manera exclusiva en los adolescentes y se tiende a obviar a otros agentes presentes en la situación como pueden ser los padres, los profesores, o la sociedad en general. ¿Son los adolescentes los únicos responsables de su comportamiento?

Mi postura en el taller fue que no. Y lo argumenté basándome en dos de los pilares de la Comunicación NoViolenta. Según la CNV, y cada uno puede comprobarlo desde su experiencia, los juicios y las exigencias generan de forma universal rechazo en el ser humano. Teniendo esto en cuenta, lancé la siguiente pregunta al grupo: “¿Podéis levantar la mano si alguna vez habéis recibido de vuestros padres comentarios del tipo:

-       Deberías estudiar más.

-       No sé cómo te puede gustar esa ropa que llevas.

-       Te pasas el día jugando a los videojuegos.

-       O menudas chorradas que ves en Youtube?

¿Sabes cuántos adolescentes levantaron la mano? El 100%. Para mí eso es la prueba de que, sin entrar en matices de cada situación en concreto, cuando un adolescente tiende a separarse de sus padres o a no sentirse tan unido a ellos, en realidad está experimentando una fuerza motor que viene de una ley universal del comportamiento humano. Está sintiendo rechazo hacia los juicios y las exigencias, más allá de que sus padres sean de una manera o de otra. No se trata de algo personal. No es que cojan manía a los padres, están huyendo del tipo de interacción que está siendo planteada por estos.

¿Significa esto que los adolescentes no tienen ninguna responsabilidad? Absolutamente no. Mi intención era, simplemente, evidenciar que existen otras fuerzas presentes en la situación. Y se lo dejaba claro a ellos el otro día:

“No quiero que vayáis ahora a casa y le digáis a vuestros padres que la culpa es de ellos. Primero, porque en Comunicación NoViolenta no trabajamos el concepto de culpa. Y segundo, porque de lo único que quiero que toméis conciencia es que a lo mejor no se trata solo de vosotros. Quería ampliar un poco el foco y dar visibilidad a estas leyes universales del comportamiento humano que también pueden entran en juego.

¿Os imagináis a vuestros padres quejándose de que os afecta la ley de la gravedad?” 

Aquí se partían de risa. Porque es verdad, cuesta imaginarse un comentario del tipo: “Ya te vale, hijo, cada vez que saltas vuelves a caer al suelo”.

¿Y por qué cuesta imaginarlo? Porque, al contrario de lo que ocurre con el rechazo generado por juicios y las exigencias, tenemos absolutamente interiorizada la acción de la fuerza de la gravedad.

 

¿Qué sucede en el mundo de la empresa?

Buscamos a personas muy preparadas, que hablen muchos idiomas, que sean muy listos y listas, que tengan mucha inteligencia emocional, que tengan resiliencia, que trabajen bien en equipo, bajo presión… Y las exponemos día tras día al juicio y a la exigencia en su puesto de trabajo.

¿Es un currículum muy completo una característica que exima de cumplir con la ley de la gravedad? ¿Pueden venir flotando naturalmente por el aire los empleados a nuestra empresa? Del mismo modo, estos empleados megapreparados también se van a ver afectados por las leyes universales del comportamiento humano.

Podemos trabajar en minimizar lo máximo posible el efecto de esas leyes, profundizando en qué hay detrás del juicio y de la exigencia y replanteando las relaciones desde ahí. Pero, al igual que en el caso anterior de los adolescentes, no nos centremos en ejemplos concretos, simplemente, seamos conscientes de todas las fuerzas que dan lugar a una situación. Por ejemplo:

Es una posibilidad que los millennials sean un poco especialitos, no voy a entrar ahí. Lo único que digo es quee n esa faceta suya de no comprometerse mucho con una empresa y cambiar de trabajo cada dos años de media, también entran en juego las fuerzas y el tipo de interacción que se propone desde las empresas. No solo es una cuestión de cómo son los millennials, sino también de qué se encuentran cuando entran al mercado laboral.

Podemos seguir quejándonos de cómo se comportan los demás: los millennials, los adolescentes… Y también podemos intentar ser un poco más conscientes de que, muchas veces, lo que ocurre es que estamos afectados por leyes físicas totalmente predecibles que podemos primero conocer y después controlar.

Solo es cuestión de abrir un poco más el foco. En los años 60, un recién licenciado en Psicología empezó a cuestionarse que la depresión fuese una enfermedad mental únicamente atribuible al sujeto depresivo. Empezó a buscar factores externos, en la sociedad, que pudieran ser de algún modo corresponsables de esa, para él, mal denominada “enfermedad mental”. Esa persona se llamaba Marshall Rosenberg. Y esa búsqueda suya culminó en la creación y el desarrollo de lo que hoy conocemos como la Comunicación NoViolenta.

Cuanto más sepamos sobre las leyes físicas que nos afectan a todos, menos veces nos escupiremos en la cara y más problemas se caerán por su propio peso.

Feliz martes :)

Javier NietoComment