QUE LA MUERTE DE UN SER QUERIDO NO AFECTE A TU RENDIMIENTO EN EL TRABAJO

Estos días se está hablando de lo conseguido por la selección española de fútbol femenino. También de los actos de su presidente. Yo voy a poner el foco en algo que creo que ha pasado más desapercibido, quizá porque está tan arraigado que ya no llama la atención.

 

El hecho que quiero traer es el de ocultarle a una jugadora la muerte de su padre hasta que jugara la final. Lo primero es que no tengo ninguna duda de que las personas que han tomado esta decisión tenían la intención de contribuir al bienestar de la jugadora. Querían ayudar. Querían lo mejor para ella. Estoy bastante seguro de ello. Al mismo tiempo, muchas veces en los talleres de empresa ponemos el foco en esas acciones que realizamos cuando queremos ayudar, contribuir… y como, en muchas ocasiones, estas acciones que resultan de estas intenciones no terminan de ser todo lo cuidadosas ni ayudan tanto como nos hubiese gustado.

 

Creo que este podría ser uno de estos casos. ¿Por qué? Lo primero porque me estoy perdiendo la oportunidad de ofrecerle empatía a esa persona. Estoy decidiendo por ella. Y seguramente las personas que tomaron la decisión conocen muy bien a la jugadora y tienen la práctica certeza de que es lo que hubiese elegido ella. Perfecto, y a la vez, qué mejor que habérselo comunicado y haberle dado a ella la oportunidad de decidirlo así. Se critican mucho las políticas paternalistas dentro de las empresas y, a la vez, muy a menudo me encuentro acciones de este tipo en las que no se pregunta o no se considera la libertad de elección de los trabajadores o de la trabajadora en este caso.

 

¿Por qué no se pregunta? Imagino que por miedo a la contestación. ¿Y si dicen que no? ¿Y si se lo decimos a la jugadora y dice que no juega final?

 

En estos talleres trabajamos mucho la empatía. Porque desde la empatía no hay posibilidad de equivocarse. Cuando yo estoy tratando de empatizar con una persona no hay error posible, porque empatizar va más allá de un resultado. Empatizar es tratar de conectar con lo que está vivo en esa persona en ese momento. Y hay no hay correcto o incorrecto. Lo que está vivo está vivo. Es.

 

Por otro lado, cuando yo tomo una decisión por otra persona corro el riesgo de que esa persona hubiese optado por la otra opción. En este caso, si yo oculto el suceso de la muerte de su padre, existe la posibilidad de que, cuando comunique la noticia a la jugadora esta me diga: “¿Por qué no me lo has dicho antes? Yo quería saberlo”.

 

En cambio, en el caso contrario no sería igual. Si yo el día previo a la final le digo a la jugadora: “Me gustaría hablar contigo porque ha sucedido algo que para mí es muy importante y muy grave y que afecta directamente a tu familia. Y quisiera saber si tú prefieres saberlo ahora, sabiendo que mañana jugamos la final, o preferirías que te lo diga ya después”, ahí ya no hay riesgo de haberse decantado por una opción. Aún están disponibles las dos opciones.

 

También identifico una parte de mí que me dice: “claro, es que así lo querríamos saber todos”. Lo que me conecta con que, muy probablemente, en el fondo casi todos queremos poder elegir y poder decidir sobre lo que afecta a nuestras vidas, ya que estas son dos necesidades muy poderosas para el ser humano.

 

Si la jugadora lo hubiera sabido y hubiera decidido jugar la final y hubiera pasado exactamente lo que pasó: que ella marcó el gol de la victoria. ¿No te parece que hubiese tenido una satisfacción extra para ella?

 

Y por el otro lado, si lo hubiera sabido y hubiera decidido no jugar la final y, por lo tanto, no hubiera marcado el gol y vamos a decir que España no hubiera ganado la final… ¿Qué? ¿Qué es lo más importante aquí? ¿El resultado de ganar o no una final o la libertad de elección, el cuidado, el respeto hacia la vida de un ser querido? ¿Y quién decide la relevancia de un partido, de una reunión, de un turno de trabajo? ¿Se hubiese hecho lo mismo con un partido amistoso? ¿Hay algo más importante que la propia vida en sí?

 

En los talleres identificamos 8 fuerzas que tienden a alejarnos de la empatía y, en este caso, identifico una clara. En el fondo al no contar la noticia estoy “quitando relevancia” a lo sucedido y poniéndolo por debajo de “una final”. Ese quitar relevancia a la vivencia del otro es uno de esas fuerzas que nos alejan de la empatía con la mejor de las intenciones por nuestra parte.

 

Creo que es esto lo que me más me chirría de este caso. Y, de nuevo, no por la decisión concreta de estas personas que, como digo, veo claramente su intención de cuidado. Es más lo social. Que todo esto esté tan socialmente aceptado que ni siquiera se esté hablando o cuestionando el asunto. ¿Cómo poner en peligro que una jugadora importante no vaya a jugar la final “solo porque” su padre haya fallecido?

 

Es este “quitar importancia” lo que creo ha podido bloquear la empatía en este caso. También puede haber sido la fuerza del diagnóstico: “Yo sé lo que es bueno para ella”. El caso es que, como decía, se ha perdido una oportunidad de oro para haber brindado empatía a la jugadora. Y como me digo que es una “jugadora importante”, pues razón de más para ofrecerle empatía y tenerla en cuenta. ¿Cómo hubiese sido ofrecer empatía a esta jugadora? Yo me imagino algo así:

Acompañándola en su proceso de asimilación de la noticia. Imaginando cómo se puede estar sintiendo al escuchar una noticia así. Ayudándola a identificar sus necesidades para que, decida lo que decida después, pueda tener claridad de que eso que ha decidido está conectado con las necesidades que quiere cuidar y que son importantes para ella. Porque si logra conectar con esas necesidades, ella va a encontrar satisfacción decida lo que decida. Y también quizá mostrando nuestro apoyo ante su decisión, sea la que sea. Probablemente, a nosotros nos vendría genial que jugase sí o sí y, al mismo tiempo, al darle la posibilidad de no hacerlo estaremos fortaleciendo nuestra relación a base de confianza, respeto, cuidado, escucha…

 

¿Cuál es el éxito? ¿Ganar hoy o establecer relaciones sanas y estables que harán que sea más sencillo obtener resultados hoy, mañana, pasado…?

 

Esto es lo que quiero traer porque me doy cuenta de que no se trata de un hecho aislado. Esta misma semana leía el post de una persona a la que habían echado del trabajo tras volver del permiso por el fallecimiento de su madre. Este mismo año hemos tenido también el caso de la tele operadora que murió en su puesto de trabajo mientras sus compañeros seguían trabajando. Y yo mismo tengo bastante vivo el recuerdo de cuando comuniqué a mi responsable que mi suegra había fallecido y que me iba a tomar los días de permiso para ir a Zaragoza al funeral y al entierro.

 

¿Qué prioridades tenemos como sociedad? ¿Qué está en lo más alto? ¿Cuáles son las de tu organización? ¿Tienen forma de estrategias tipo: dinero, KPI, conseguir este puesto, conseguir este contrato, vivir en esta casa, tener este coche…? ¿O tienen forma de necesidades tipo: amor, confianza, tranquilidad, valoración, seguridad, pertenencia, creatividad, realización?

 

Nuestra satisfacción como seres humanos depende de que nuestras necesidades estén satisfechas, no de que obtengamos nuestras estrategias favoritas. Porque, oh sorpresa, resulta que en más ocasiones de las que podemos imaginar ni siquiera nuestras estrategias favoritas están alineadas con nuestras necesidades más profundas y podemos terminar obteniendo insatisfacción al realizarlas.

 

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Javier NietoComment