A una pregunta de cambiarlo todo

La semana pasada tuve el privilegio de poder asistir durante dos días al taller de círculos restaurativos de Dominic Barter en Madrid. De él y de ese taller me asombraron muchas cosas. De hecho, no he podido evitar escribir hoy acerca de una de ellas: el poder de las preguntas. 

Nuestro actual sistema de justicia gira alrededor de una sola pregunta:

¿Quién ha obrado mal?

Y a partir de ahí se identifica al culpable, a la víctima, se establece una pena, etc. Dominic ha sido capaz de generar otro sistema completamente diferente que, “simplemente”, lo que hace es tratar de responder a otra pregunta:

¿Cuál pude ser la mejor manera de restaurar el daño causado?

A mí me impresiona mucho lo que puede cambiar todo con una “simple” pregunta, ya que esta pregunta ha dado lugar a que muchas víctimas y culpables, con sus familias y con todas las personas involucradas en un determinado acto hayan dictaminado en consenso cómo proceder de la manera más adecuada para todos a restaurar ese daño causado.

Se basa en el principio de que la justicia no puede ser imparcial, es imposible. Somos humanos y todo se ve afectado por nuestra subjetividad, así que se opta por un sistema de multiparcialidad o pluriparcialidad que tiene en cuenta todas las parcialidades de las personas involucradas en el hecho.

Dominic lleva 23 años impulsando este sistema en Brasil, donde llegó a convivir de você para você con la “justicia ordinaria”. La gente podía elegir bajo qué método quería continuar con su proceso judicial hasta que hace un mes aproximadamente el recién nombrado gobierno de Brasil decidió dar carpetazo a esta vía. Afortunadamente este fenómeno, aunque originario de Brasil, ya no es exclusivo de Brasil y se ha ido extendiendo por todo el mundo.

¿Cómo terminará esto?

No lo sé, es una buena pregunta. Al mismo tiempo, me quiero quedar mejor con la siguiente:

¿Qué puedo hacer yo para que esto no termine?

Un sistema en el que la víctima o las víctimas, el culpable o los culpables, y todas las personas involucradas se ponen de acuerdo en cuál es la pena más adecuada para todos… no sé… me cuesta pensar en un escenario mejor.

Desde luego, este escenario requiere de una calidad de diálogo muy grande sobre ciertas bases de la Comunicación NoViolenta que Dominic lleva también años practicando y enseñando por todo el mundo. Al mismo tiempo, no es algo centrado en una solo persona. El sistema de los círculos restaurativos funciona por sí mismo más allá de sus integrantes. Es algo que forma parte del comportamiento humano y de nuestra naturaleza humana.

De hecho, este taller me ha ayudado también a entender la CNV como una propuesta de pregunta diferente a la que la sociedad se suele hacer por norma. Somos expertos en contestar a la pregunta: “¿Qué hay de malo en la otra persona?” No se nos escapa ni una. Muchas veces lo detectamos antes incluso de que la persona abra la boca.

Se nos da realmente bien a todos contestar a esa pregunta.

Y, al final, la CNV no es otra cosa que sustituir esa pregunta por un: “¿Qué necesita esa persona cuando se comporta así?”

Un “simple” cambio de pregunta que puede suponer una gran diferencia en nuestras relaciones. De repente, deja de ser importante lo que es o lo que no es una persona. Lo que creemos que debería o no debería hacer. De repente, lo único relevante es la necesidad que esa persona está intentando cubrir con ese acto.

Vivimos en una sociedad en la que Google tiene casi todas las respuestas. Por suerte aún tenemos el espacio para hacernos muchas preguntas que pueden ayudarnos a transformar nuestra vida.

Y hablando de transformación, en el taller, Dominic, estimuló en mí otra de esas preguntas. Él hablaba del cambio de sistema y de la incomodidad que sentimos cada vez que se produce un cambio. Para él esa incomodidad era casi como una garantía de que se ese cambio se estaba produciendo. Su razonamiento era más o menos el siguiente: “Si yo me noto incómodo en una situación, implica de alguna manera que se está produciendo una transformación dentro de todo lo establecido en mí. Luego cada vez que me siento incómodo pienso: perfecto, voy por el camino que quiero, el camino de la transformación y del cambio”.

La pregunta que esa reflexión estimuló en mí es la siguiente:

¿Cómo diferenciar esa incomodidad (que yo llamaría directamente dolor, porque muchas veces yo lo he sentido como un dolor) de ese otro dolor que no te ayuda a crecer sino que, de hecho, es más bien un aviso para decirte que ese no es tu camino?

Como antes he dicho que vivimos en una sociedad en la que Google tiene casi todas las respuestas, se lo he preguntado a Google. Y esta ha sido su respuesta. La primera imagen que ha aparecido al copiar y pegar la pregunta del párrafo anterior ha sido la siguiente:

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No descarto leerme el libro de Jorge Bucay, lo que sí sé es que no me va a dar tiempo antes de publicar el artículo. Así que terminaré expresando un deseo:

Me encantaría tener un consciencia me permitiese identificar rápidamente las diferencias entre esos dos tipos de dolor: el que me indica que estoy creciendo y el que me avisa que ese no es el camino. De este modo podría ir directo hacia uno y huir rápidamente del otro. Ojalá tuviese ojo de esquimal en ese sentido. Ellos disponen de más de 100 palabras para referirse a distintos tipos de nieve. Yo me conformaría con distinguir “solo” estos dos tipos de dolor. 

Me encantaría poder tenerlos tan integrados como los dolores asociados al ejercicio físico. Las agujetas duelen, sí. Y al mismo tiempo, tenemos la certeza de que ese dolor implicará crecimiento, en este caso del músculo. Por otro lado, cuando nos lesionamos también sentimos dolor. Un dolor que no solo no nos ayuda a crecer muscularmente, sino que, por el contrario, nos avisa para que paremos y la lesión no vaya a más.  

¿No sería maravilloso poder identificar así de fácil los otros dos dolores de los que hablábamos antes?

Esto es lo que yo me pregunto ahora, pero no es la pregunta con la que me gustaría terminar este artículo. Para terminar, la pregunta que me viene a la cabeza es:  

¿Qué pregunta te ha ayudado a ti a transformarte?

Te apetezca o no dejar tu pregunta en los comentarios, lo que a mí me apetece y mucho es darte las gracias por llegar hasta aquí. Feliz martes :)

Javier Nieto2 Comments